23 de abril de 2007

Xavier Michelena: "En Ecuador se lee poco, sin adjetivos"

El Día Internacional del Libro se celebra en Ecuador con preocupación. He aquí una entrevista a Xavier Michelena (foto), director de Paradiso Editores y conocedor de la realidad literaria y editorial ecuatoriana, que se ve preocupante.

¿Qué ventajas y cuáles son los obstáculos que tiene la industria editorial nacional?

Ventajas, ninguna. Quizá, el hecho estimulante de que editar en Ecuador es un verdadero desafío. Obstáculos hay muchos, para empezar, el tamaño excesivamente pequeño del mercado, la falta de políticas de promoción de la lectura, la ausencia de líneas de crédito sectorial, la competencia desigual con las grandes transnacionales de la edición, la total descoordinación con el sector público, etc.

Se dice mucho que en Ecuador se lee poca literatura entonces ¿Es negocio publicarla? ¿Cuál es el panorama actual?

En Ecuador se lee poco, sin adjetivos. Es un negocio pequeño, que exige capacidad para emprender, flexibilidad en el sistema de producción, atención para identificar necesidades, agilidad para atender la demanda, en fin. El panorama actual es preocupante, se han cerrado varias librerías, algunas de las transnacionales ya no publican autores nacionales o lo hacen a través de “tiradas domésticas” de sellos internacionales. Es importante mantener un espacio la expresión para el arte y el pensamiento “made in Ecuador”, algo que debería preocupar a todos los ecuatorianos.

Muchos escritores y escritoras nacionales realizan sus propias ediciones. Se han quejado debido a que algunas editoriales les cobran por publicación ¿Cómo ves este fenómeno?

La autoedición es un intento desesperado por comunicar su trabajo. El riesgo de fracaso es grande debido a las complejidades del mercado del libro. Cuando una editorial cobra por publicar está renunciando a elegir, a exigir calidad y, por supuesto, a cualquier credibilidad.

¿Hay poca producción literaria o es poca la calidad de la que hay?

Voy a responder evangélicamente: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos”. Editar es un trabajo de selección, de fijar niveles de calidad y respeto por el lector.


Paradiso ha podido ir a ferias internacionales de libro haciendo esfuerzos conjuntos de manera independiente. ¿Qué experiencias has tenido de esto?

Primero constatar el absoluto desconocimiento de la cultura ecuatoriana en el exterior. Afuera sólo resuenan los nombres de Montalvo, Icaza y Guayasamín. Segundo, descubrir todo lo que está por hacerse: en información, en promoción, en gestión comercial, todo esto dirigido a ensanchar nuestros horizontes y a promover el mejor conocimiento de nuestra cultura y pensamiento.


Ecuador parece ser un país perdido en el negocio de la literatura mundial ¿Qué ha sucedido? ¿Qué se necesita para que cambie esa condición?

Trabajar, trabajar y trabajar. Pero hacerlo todos, de manera conjunta, sumando esfuerzos: autores, editores, gremios, gobiernos, medios de comunicación. Y, siempre, con la certeza de que los resultados no serán para mañana. La tarea editorial requiere visión de largo plazo, paciencia y tesón.


Las editoriales grandes apuestan más por los textos educativos, y por la literatura solo se inclinan por los libros infantiles y juveniles ¿Qué conclusiones se pueden sacar de esto?

Los textos escolares son un mercado cautivo. Esos libros los padres los tienen que comprar, sí o sí. Se minimiza el riesgo empresarial, y no existe riesgo cultural. No hay nada más previsible que un texto escolar. Algo semejante sucede con los libros infantiles y juveniles, las editoriales que los producen hacen lo imposible por asimilarlos al sistema educativo. Todavía no descubrimos nuestro Harry Potter, ¿no? La literatura es pasión, intensidad, apuesta por la ruptura. En nada se parece a un texto escolar.


¿Qué hacer para tener más lectores?

Convertir a la lectura en parte de la cotidianidad de los ecuatorianos, como encender la TV. Es fácil decirlo, pero se requieren bibliotecas, sistemas de promoción, renovar el sistema educativo, revolucionar la relación del profesor con el libro. Es una tarea monumental, pero hay que empezar a trabajar, allí donde uno puede incidir, aunque sea en una parte muy pequeña.

Jorge Osinaga -

(Entrevista publicada en diario El Metro de Guayaquil, del 23 de abril de 2007)

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