24 de noviembre de 2019

Octubre 28, 2019



"Sigo soñando contigo, a pesar de casi ya no verte. Estábamos en una especie de antigua estación de trenes, o galpón industrial. La cosa es que era un local abandonado. Los dos, de alguna forma, flotábamos en el aire y nos desplazábamos a través de un complejo mecanismo de cuerdas, contrapesos y poleas. El objetivo era no aplastar nada mientras no estuviese acabada una hermosa pileta con borde de madera, de 15 a 20 cm de profundidad, llena de agua y cubierta con un gran vidrio. Ocupaba el piso principal de la estancia, con sus paredes de papel y madera, de estilo japonés, bellamente ilustradas. En un primer momento pensé que, quizás, todo esto era algo así como un área social. Adentro habíamos dedicado mucho tiempo a montar una suerte de pecera jardín, llena de coloridos pececitos, árboles miniatura de diversos tipos y remedos de montañas; era como una pequeña biosfera con sus propias corrientes de agua y aire, y hasta nubes flotando. Luego, ya despierto, supuse que era nuestro paraíso y jardín secreto, para nadie más que nosotros, aislado y atesorado en medio de la herrumbre".

Octubre 28, 2019

Ilustración: 'Retrato de un artista (Piscina con dos figuras)'
David Hockney
1972

2 de noviembre de 2019

Suposiciones




Supongo que ya no te importo.
Supongo que para ti mi voz no suena,
o tus oídos quizás apuntan hacia dentro.

Supongo que ya no merezco tus palabras.
Supongo que tampoco mereces las mías.
Pienso que tampoco deberías habitar mis pensamientos,
o mis sueños.
La culpa es mía por instalarte en ellos.

A veces cavilo que es un despropósito hablar con un espectro.
Hasta el mendicante tiene cierta dignidad,
puede ver a quién le extiende la mano.
Yo la he perdido
por pedirle amor al aire.

-Jorge Osinaga-

19 de diciembre de 2018

Playa de seres rotos

Para un marica el infierno debe ser algo así:
estar rodeado de hombres hermosos
y no poder tocarlos.
Y, además, tener el corazón dividido;
el amor partido en dos por geografías absurdas
de dos horas de distancia.
Vine acá, al mar, a buscar la calma
y solo he hallado soledad y desesperación.

Exagentes de la CIA,
veteranos de Vietnam,
reguetoneros escandalosos,
hippies nazis,
jubilados sin vida,
mujeres que perdieron su juventud por cuidar padres enfermos,
escritores autoexiliados
y narcotraficantes de todo cuño.
Muchos se instalan en las calles.
¿Por qué yo no podré unirme a ellos
con mis ventas absurdas de libros en el malecón
que no reúnen ni para una comida?

Un chico borracho sale de noche,
vencido,
a gritar a la playa.
Nadie lo escucha, solo los edificios vacíos.
Una patrulla policial pasa y no hace nada,
pues lo considera un loco.
Exclama en su miseria
que este es un pueblo que odia las letras,
que sepultó su biblioteca bajo cemento
para construir canchas deportivas
donde solo se harán kermeses y reinados folclóricos.

En el mar la vida no es sabrosa,
un pescador me dice que no contemple mucho las olas,
pues traen consigo pensamientos extraños.
Me masturbo un poco en las escalinatas,
al atardecer, cuando creo que nadie observa.
De repente, atrás mío aparece un surfista local.
No le importa lo que hacen mis manos.
Sigue su camino sobre la arena,
clava sus ojos en el horizonte.
Mira atrás suyo
y se da cuenta que lo observo.
Esboza una sonrisa lacónica.
Para mí él es como la mezcla de un dios maorí con un ídolo peninsular:
con ese gesto,
que engloba la imperturbabilidad de los dioses,
regala un poco de piedad
a un alma naufragada.

Voy al faro por las tardes,
pienso que Virginia Woolf también pudo haber escrito aquí una novela;
o que un Einar Wegener,
antes de convertirse en La Chica Danesa,
podría haber pintado
-en loop eterno-
las piedras,
enredaderas,
arbustos y flores
del bosque seco que lo rodea
para empantanar sus deseos,
detener el tiempo
y revivir el amor
con aquel muchacho que marcó su pasado.
Me acerco al acantilado.
Supongo que lanzarse a la Chocolatera es la forma más decente de morir.

A veces me siento como un Von Aschenbach, de Thomas Mann:
sácalo de Muerte en Venecia e instálalo en el trópico.
Cambia su gusto por un adolescente y adáptalo a cualquier cholo bueno.
La diferencia es que acá,
perdido en un paraíso de mar azul y chicos terriblemente atractivos,
no puedo hacer nada.

Me da terror.
Bajo la mirada,
sólo observo de reojo,
me siento muy solo y, por momentos, pienso que si soy muy lanzado…
me van a linchar.


- Jorge Osinaga -

17 de diciembre de 2018

Límbico



Cuando dicen que te vas al limbo,
seguro debe ser un lugar lleno de emociones perdidas.
Allí solo puedes contemplarlas sin sentir nada,
salvo el vértigo al borde del abismo.

-Jorge Osinaga-

9 de diciembre de 2018

Amor



There was a time, dark and divine,
Exciting and new, shameful and true
Free to explore we had it all.
Towering trust, insatiable lust

Clouding the truth both of us knew
This sordid affair is ending in tears
Yes we was go on knowing the wrong
Until the day it was taken away

Oh, all our love fell down to Earth.
Here, broken and cold, with great remorse

But for a while it all made sense
It might have been just a dark pretense
But you had me
And I loved it

To be with you, to be the one,
To live a lie
It really got me all excited.
I felt wanted

Then in the night a sorrowing sigh
Was taken away. Deliverance came
Fell from the sky. Heaven replied
Salvation in streams, silent and clean.

All that we were, all that we knew
Faded away with tears in the rain.
Yes all that we were, all that we knew
Is fading away like tears in the rain.

All that we were, all that we knew
Fading away