16 de septiembre de 2013

De Egipto a Ecuador: las masturbaciones del jerarca

Jem o Khemet era el nombre autóctono de Egipto, que significa “tierra negra”, nombre ganado por el color negro (khem) de las tierras fértiles tras las irrigaciones del Nilo. Las supersticiones que promovieron la momificación de los cuerpos hicieron que los egipcios estudiaran a fondo los productos químicos para su empleo, por lo que muchos piensan que las palabras “química” y “alquimia” -y su práctica- provienen de ahí.

Los egipcios consideraban a su dios Tot -Dyehuthy en egipcio (Ḏḥwty), en griego Tot (Θωθ )- como el guardián de la sabiduría. Los griegos asociaron este dios egipcio con su dios Hermes, protector de la alquimia.

En griego, χημεία (khemeia) significa “mezcla de líquidos”. Khem o Min también era el dios fálico de la fertilidad egipcia, “creador de dioses y hombres” y de piel negra, cuyo culto era de origen predinástico. Como dios de la fertilidad y con ritos orgiásticos, los griegos lo vincularon con su dios Pan. Parte importante del culto a Khem o Min era el empleo de lechugas salvajes de tipo Lactuca virosa y Lactuca serriola que, al ser cortadas, producían un látex que representaba al semen.



El dios Min, antes conocido como Khem. Crédito: Wikipedia.

Durante los ritos de coronación del Nuevo Reino, se le brindaban honores al dios Khem o Min, y el faraón tenía que “sembrar su semilla”. Muchos piensan que literalmente el monarca tenía que sembrarlas pero otros difieren e indican que debía demostrar que podía eyacular. Se pensaba que este rito garantizaba los desbordes del Nilo que permitían fertilizar la tierra y la correcta agricultura.

¿Se imaginan a nuestros presidentes batiendo fuerte la muñeca frente al río Guayas o en los deshielos del Chimborazo para fertilizar las tierras?

- Jorge Osinaga -