Guayaquil es una ciudad
con mucha simbología e historia masónica. Un ejemplo de ello son
algunos de sus monumentos más representativos. En la
Columna de los Próceres, edificada para conmemorar el centenario de la
conspiración del 9 de octubre de 1820, la estatua de
José Joaquín de Olmedo mira al Este, es decir
a la salida del Sol,
al oriente; ese
oriente omnipresente en la masonería. Es un monumento masónico a más no poder, como la misma conspiración de 1820,
planificada por destacados masones.
Por coincidencia,
al este de la Columna de los Próceres se encuentra también el
Hemiciclo de la Rotonda, en el Malecón Simón Bolívar, que conmemora el
encuentro que entre San Martín y Simón Bolívar -
dos importantes masones- tuvo lugar en esta ciudad en 1822. Este monumento
fue inaugurado en 1938, luego de ciertos desacuerdos con respecto a los bocetos originales presentados por el escultor español
José Antonio Homs en los que
San Martín era retratado en una pose que, quizá para muchos masones olmedinos que veían en él a un aliado, lo dejaba un tanto en ridículo frente a Bolívar. El tema incluso fue retomado por el artista guayaquileño
Ilich Castillo, con su obra
Cómo se encienden los discursos populares, según Homs (2005).
¡Uy, José!
Boceto original de Homs. Reposa en el Museo Municipal de Guayaquil.
La Columna de los Próceres y el Hemiciclo de La Rotonda son dos monumentos que
evidencian el conflicto entre pandillitas masónicas a nivel local, y una
metáfora de las luchas entre ellos por su repartición de ciudades, países, continentes y el planeta. ¿Fraternidad?, ¡por dónde!
La Columna vino primero, de mano de los
masones olmedinos y octubrinos; la
Rotonda se contruyó después, con los masones bolivarianos. Pelea de barrio.
Originalmente
la Columna de los Próceres no iba a ser tal, sino un obelisco (
más simbolismo masónico), pero no prosperó la idea; mientras que
la Rotonda -como su nombre lo dice-
se pensó redonda, pero quedó como hemiciclo. Estos dos monumentos masónicos en Guayaquil
se miran cara a cara, como desafiándose. Y el
Templo Masónico -posteriormente la primera sede de diario
El Universo, en Escobedo y 9 de Octubre-,
se encuentra justo en medio de ambos complejos escultóricos. ¿Habrá sido este templo el lugar de la concordia entre las facciones? Muy interesante.
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Jorge Osinaga -